Devenires del tratamiento borgeano de la ciudad, en el film Invasión (1969), realizado por Hugo Santiago, con guión de Borges y de Hugo Santiago (con argumento original de Borges, Bioy Casares y Hugo Santiago), reencontramos la división entre “ellos” y “nosotros” que articula “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”. Borges resumía la acción de Invasión del siguiente modo: “Invasión es la leyenda de una ciudad, imaginaria o real sitiada por fuertes enemigos y defendida por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Luchan hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita.” En Invasión, el grupo que intenta resistir a los invasores (“nosotros”) está en verdad formado por dos grupos cuya identidad es determinada por la geografía de la ciudad, bautizada Aquilea: el grupo del Sur y el del Norte, ambos dirigidos por Don Porfirio Molina; el espectador sigue al grupo del Norte, y no conoce sino vagamente al del Sur. El grupo del Norte es más definido: sus miembros tienen casi todos alrededor de cuarenta años, tienen nombre o sobrenombre (Herrera, Irala, Lebendiger, Silva, El Cachorro), y mueren todos al final; su manera de vestirse, sus costumbres, reenvían al Buenos Aires de los cuarenta. El espectador conoce, en cambio, vagamente a los del Sur; sabe que sus miembros son jóvenes, pero la única cuyo nombre aparece es Irene, que es también la mujer de Herrera. Después de la destrucción del grupo del Norte, la escena final del film muestra al grupo Sur entrenándose en un cuartel general. La distancia generacional define el modo en que se combate: el grupo del Sur, que comienza a organizarse como un verdadero ejército al final, evoca los movimientos de guerrilla latinoamericanos de los años sesenta y setenta. Se ignora prácticamente todo de los invasores, “los otros” —que es también el título del segundo film de Hugo Santiago, con guión del mismo Santiago, Borges y Bioy Casares, realizado a partir de una idea original de Borges en 1974.
Otra derivación de la transformación poética propuesta por la estética borgeana, aunque menos directa, la historieta El Eternauta de Héctor Oesterheld, publicada en su primera versión en 1957, con dibujo de Solano López. El “nosotros” reenvía aquí a un pequeño grupo de resistentes, argentinos puesto que la batalla se desarrolla en Buenos Aires, progresivamente transformados en robots por los invasores, hasta que no queda más que el narrador (el Eternauta) y su familia (su mujer Elena y su hija Marta); “ellos”, son los invasores extraterrestres, que no vemos nunca y de los que poco sabemos, fuera del funcionamiento de la invasión: cada vez que los resistentes creen encontrarse por fin frente a los invasores, descubren que se trata de emisarios esclavizados, que provienen de planetas ya colonizados. Tanto El Eternauta como Invasión pertenecen al período posterior al primer peronismo, y en los dos casos los invasores comparten ciertas especificidades genéricas (aunque Hugo Santiago declaró siempre no conocer la historieta). En estos relatos marcados por la literatura de Borges, la identidad de los invasores se construye alrededor de un vacío, pero su presencia no es por ello menos eficaz ni menos opresiva. ¿Qué defienden los resistentes? En principio, su propia existencia, la de sus amigos y familiares. Pero la verdadera encrucijada es la defensa de la ciudad de Buenos Aires.
Para consultar el artículo completo véase:
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/numero-13/01.%20Louis.pdf
.También incluimos a continuación un fragmento de "El sueño del Eternauta", artículo que salió publicado en Ñ sobre la figura de Oesterheld, y en el que se pueden observar algunas posibles relaciones entre Invasión -el film con guión de Borges y Bioy Casares- y El Eternauta.
Diálogos con Borges